·Días
de ensueño
Días más
tarde fuimos planeando todo para el viaje. Preparando los camellos, el dinero y
las reservas. Preparamos una “pequeña” jaima*, la cual llevaría un camello
aparte. Cinco días mas tarde ya lo teníamos todo preparado y Tâleb se reunió
con los chicos para explicárselo todo. Ellos lo entendieron y poco más tarde le
delego los cargos en su persona de mayor
confianza, pidiéndole también que cuidara de sus hijos y que no se movieran del
lugar, a no ser que fuera estrictamente necesario. Entonces volverían al
anterior lugar en el que estuvieron y se le avisaría con una carta enviada
desde la ciudad más cercana. Le dibujó en un papel, donde debía poner la ciudad
a la que debía ser enviada y demás. Y tras haber hecho todo lo que debía,
montamos en los camellos y emprendimos el viaje. Pasado un tiempo empezamos a
contar historias, algunas de ellas bellísimas. Os voy a contar algunas, para
vuestro disfrute. Esta primera la conto Tâleb. Me pareció hermosísima!!:
Kamaralzaman y la princesa Budur
Erase un vez, hace mucho tiempo, existió un rey,
poseedor de numerosos ejércitos y de riquezas considerables. Sin embargo la
pena le embargaba, pues, a pesar de tener setenta favoritas y cuatro mujeres
oficiales, no tenía un descendiente, el cual le sucediera en el trono. Pasado
un tiempo, una de sus mujeres le bendijo con un hijo varón, al cual llamo
Kamaralzaman, que significa “la luna del
siglo” pues era tan bello que parecía un pedazo de luna.
Y eso hubo de comprobarse cuando llego a la
adolescencia, pues la belleza había esparcido sobre sus quince años todas las
flores que encanta la vista de los humanos. Pero el rey deseaba en extremo ver
a su hijo casado, y así
*Jaima: Especie de tienda de campaña usada por los pueblos del desierto
disfrutar de su posteridad. Y un día, que le
preocupaba más que de
costumbre, hizo llamar a su hijo. Y este apareció al
momento, y tras haberle deseado la paz y de haber besado la tierra entre sus
manos con los ojos bajos y en modesta actitud, como cuadra en un hijo sumiso,
este se dispuso a escucharle. Este le dijo:
-Oh hijo mío, Kamaralzaman: mucho desearía no morirme
sin verte casado, para alegrarme y ensanchar mi corazón en tu boda.
Al joven le cambio el color, y con voz alterada
respondió:
-Padre mío, sabes bien que no siento inclinación al
matrimonio, y mi alma no tiene afecto a las mueres. Pues tras leer los libros
de los he sabido de sus perfidias, por tanto no me gustaría arriesgarme a ser
una de las víctimas de estos seres a los que llamáis mujeres.
El rey, aunque lleno de profunda tristeza lo dejo marchar,
pues no quería causarle penas. No le volvió a mencionar nada del asunto en todo
el día. Le lleno de regalos y le mimo todo el día. De hecho hizo lo mismo
durante todo un año. Y pasado todo ese tiempo hizo llamar otra vez a su hijo y
la volvió a comentar el mismo tema. Por desgracia recibió la misma negativa que
a primera vez. Hizo llamar aparte al gran visir. Y tras contarle sus penas este
se puso a pensar. Este le dijo:
-Ten paciencia un año más, y la próxima vez, en vez de
hablarlo en secreto reúne a todos los emires visires y grandes de la corte, así
como a todos los oficiales de la corte, y entonces declárale de todos tu
resolución a casarle. Delante de todos ellos no se atreverá a desobedecerte.
Y le gustó tanto la idea , que al visir le regalo el
más bello ropón de honor, y tras ello puso en práctica la idea ofrecida por
este. Pasado un año reunió a la asamblea y junto estos a su hijo Kamaralzaman.
Y entonces le declaro su resolución a casarle. Y este, creyendo ser atacado por
una especie de locura, le dirigió a su padre una respuesta tan violenta que a
su padre le hizo estremecerse. Y vista la vergüenza que este le hizo pasar la
dijo:
-¡Ahora verás lo que cuesta a los hijos desobedecer a
sus padres y no guardarles la consideración debida!.
Y fue entonces cuando mandó a sus guardias, le atasen
las manos a la espalda y lo encerrasen en la vieja torre ruinosa de la
ciudadela contigua al palacio, donde uno de los guardias se quedó para vigilar
al joven, y atender a sus necesidades. Y el joven entristecido, pensando en el
dolor que le pudo causar a su padre, se durmió. Sin embargo al lado de aquella
torre, se encontraba un viejo pozo el cual servía de habitación a una joven
efrita* llamada Maimuna. Esta era hija del poderoso efrit* Domriatt, el jefe
principal de los genios subterráneos. Esta joven solía salir, a donde el viento
le llevara. Pero ese mismo día vio la luz, que el vigilante había dejado en la
habitación del joven Kamaralzaman, y extrañada por ello subió hasta la habitación
de joven. Y tras ver al joven, quedo encantada, y pensó que en verdad era lo más
*Efrit/Efrita: Especie de genio árabe quien gozaba en asumir las más
diversas formas para dañar al hombre.
bello de las cosas creadas. Y por el miedo de que el
joven fuera víctima de uno de los maleficios de los malvados de su especie, se
quedó a protegerlo. Pero en ese momento apareció otro efrit, el cual,
contradiciendo las creencias de la joven Maimuna, declaraba que aquel joven no
era el más bello, pues este decía conocer una joven muchísimo más bella que el
joven Kamaralzaman.
Esta se llamaba Budur. La joven Maimuna, sin creerse
lo que este le contaba, le pidió que trajera a la joven. Y atendiendo a lo que
la joven le pedía le hizo caso. Y tras traerla y tumbarla en la cama junto a
Kamaralzaman, observaron y observaron, sin embargo no se decidían, por tanto
llamaron a uno más, para que juzgara cuál
de los dos jóvenes era el más bello. Entonces Maimuna dio un golpe en el suelo,
y del mismo salió un efrit horroroso cuyo nombre era Kaschkasch, el cual, tras observar
el lecho en que dormían los dos jóvenes desnudos. Tal fue a alegría del efrit,
tras ver tanta belleza que se puso a bailar. Y a continuación
Kaschkasch juzgo:
- Me parecen
iguales en belleza y tan solo diferentes en sexo. Pero conozco un modo, a
través del cual resolveremos. Despertaremos a los jóvenes sucesivamente.
Nosotros nos mantendremos invisibles y quien manifieste el amor más ardiente
perderá.
Y tras oír esto, pusieron en práctica la idea que
Kaschkasch. Despertaron primero a Kamaralzaman, quien tras ver a Budur quedo
totalmente enamorado y todo su odio hacia las mujeres desapareció. Y a punto
estuvo de despertar a la joven, para hacerla su esposa, pero no lo hizo, pues
pensó que sería un plan de su padre para cumplir su deseo de casarle. Lo único
que hizo fue darle un beso, y de su mano se quitó un anillo, el cual puso en la
mano de su amada. Y de la mano de Budur, también quito un anillo que se puso
el. Y después este se durmió. Despertaron entonces a Budur, la cual,
encandilada por la belleza del joven Kamaralzaman quiso despertarlo, para
casarse con él. Y para ello le beso, en las palmas de las manos una y otra vez,
y tras ver que no podía hacer nada, se puso al joven en el regazo, y le rodeo
el cuello con los brazos. Y fue así, con una sonrisa en la cara como se durmió
la joven Budur. Tras ver esta escena quedo claro quien ganó. A la mañana
siguiente el joven Kamaralzaman, se sobresaltó, pues su amada no se encontraba
a su lado. Y en ese mismo momento subió el visir. Y
Kamaralzaman, pensando fueron ellos, su padre y el
visir, quienes se la llevaron, cogió al visir, al cual maltrató, e interrogo,
para conseguir descubrir donde se encontraba su amada. Y este sin saber qué
hacer, le mintió, diciéndole que tal secreto se encontraba bajo pena de horca.
Y así fue como pudo escapar el visir de las manos del joven. Y corriendo fue
hasta el rey, el cual, tras verle en tal estado, le pidió que le explicase lo
ocurrido. Este se lo contó todo, y el rey schahramán, sin creérselo, fue
corriendo a ver a su hijo. Pero este le contó lo mismo. Y Kamaralzaman,
entristecido, por estar enamorado de una desconocida, se fue a su cama a llorar,
acompañado por su padre. En cuanto a Budur, al despertarse y no encontrar a su
amado, dio un agudo grito, con el que hizo acudir a todas las mujeres que se
ocupaban de su cuidado. La joven exigió se le dijera donde estaba su amado. Y
estas,
la creyeron presa de una locura. Budur, enloquecida,
cogió una espada que se encontraba en la pared de su habitación, y se abalanzo
sobre las mujeres para atravesarlas. Y horrorizadas, se fueron corriendo hacia
los aposentos del rey. Y la nodriza y las otras diez mujeres le explicaron al
rey lo ocurrido. Y el rey, preocupado fue corriendo a la habitación de su hija.
Y la pobre joven, entristecida, se rasgó la camisa y empezó a darse de
bofetadas. El rey mando que la ataran para evitar que se hiciera daño. Y el rey
desesperado, reunió a todos los sabios, médicos, astrólogos, drogueros y versados
en los libros antiguos y les dijo:
- Mi hija se encuentra tal situación. Al que consiga
curarla se la daré por esposa. Pero al que no lo consiga se le cortara la
cabeza.
Y esto se pregono por todo el imperio. Muchos lo
intentaron, y ninguno lo consiguió. Y la gente, por miedo a que le cortasen la
cabeza lo dejó de intentar. Un día, el hermano (de leche) de la joven Budur,
fue a hacerle una visita. Este escucho la historia de su hermana, y tras de
ello se comprometió a buscar a su enamorado. Pasados meses, al fin encontró a
Kamaralzaman. Y tras conocerle, le dijo que conocía a su joven amor, y que lo
levaría junto a ella. Pasados unos meses emprendieron el viaje. Una vez
llegaron al lugar, Marzauán (hermano de Budur), la contó a Kamaralzamán la
promesa del rey, y este, tras reponer fuerzas, fue corriendo al palacio haciéndose
pasar por un astrologo. Y Kamaralzamán, le dijo al eunuco, que la curaría sin
verla, pero este no le creyó. Kamaralzamán, sin entrar en la habitación, le
escribió una nota, explicándole quien era y demás, y junto con la carta, puso
el anillo. Entonces le pidió al eunuco que se la diera. Y Budur, fue corriendo
hacia su amor. El eunuco, impresionado, fue corriendo, a contárselo todo al rey,
el cual quedó fascinado por el relato. Y viendo a su hija, feliz y curada, la
casó con Kamaralzamán. Y se celebraron fiestas durante siete días y siete
noches. También, para que ninguno de los dos padres sufriera quedó escrito, que
pasarían seis meses en cada uno de los reinos.